de maig 15, 2006

Producció gràfica de la Segona República i la Guerra Civil

Amb motiu de la commemoració del 75è aniversari de la proclamació de la Segona República, el Parlament de Catalunya exposa virtualment una acurada tria dels cartells conservats a la seva Biblioteca.

El catàleg recull una selecció de 263 cartells d'entre els 324 que constitueixen els cartells de la Col·lecció Fornas, del Parlament de Catalunya, que corresponen als períodes de la Segona República i de la Guerra Civil. La selecció d'imatges que conté aquest catàleg comprèn la reproducció dels 263 cartells i va acompanyada de la descripció de cadascun d'aquests i dels índexs. A banda de cartells pròpiament dits, entre els autors dels quals hi ha Bardasano, Bas i Blasi, Fontserè, Millà, Fried-Feld i Sim, també s'hi han inclòs alguns avisos i notificacions l'edició dels quals tenia un propòsit cartellístic.

Alguns dels cartells que s'hi poden veure:

Diari dels treballadors de la ciutat i del camp: òrgan del Partit Socialista Unificat de Catalunya. [Barcelona]: Sindicat de Dibuixants Professionals UGT, 1936 (Barcelona: Grafos). 100 x 70 cm




Català Pic, Pere. Aixafem el feixisme [Barcelona]: Generalitat de Catalunya. Comissariat de Propaganda [1936]. 100 x 70 cm



100.000 voluntaris d'Espanya i Catalunya a la disposició del Govern per a la lluita històrica per les llibertats del nostre poble. [Barcelona]: Front Popular de Catalunya [ca 1936-1939]. 110 x 74 cm

2 Comentaris:

At 3:02 a. m., Anonymous Anònim ha dit...

Sabeu que hi ha una cera polèmica arran de la foto de l'espardenya i la creu gamada? No és una esvàstica, perquè les aspes miren en el sentit contrari i per tant és una sauvàstica. La pobra família Català ha patit algun escarni dels heraldògrafs since then.

 
At 4:19 p. m., Blogger Alice in Wonderland ha dit...

Sip, aquí us deixo sengles articles de Lluís Permanyer i de Jaume Fabre a La Vanguardia.

La esvástica de los Català

LLUÍS PERMANYER - 08/04/2006


El Comissariat de Propaganda de la Generalitat fue un ejemplo de modernidad eficaz a la hora de difundir sus campañas. La clave de aquel organismo oficial, dependiente directo del presidente Companys, fue el dinámico e imaginativo Jaume Miravitlles. Ahora, gracias al interesante libro de Solé i Sabaté/ Villaroya (promovido por el Arxiu Nacional de Catalunya, que posee el fondo documental, y editado por Viena), se evoca con precisión la labor hecha durante la guerra.

La fotografía recoge los paneles que distribuyó por Barcelona el Comissariat para exhibir los pasquines. La imagen muestra tres distintos, pero se echa de ver que el de la esvástica es el que atrae y capta la atención.

He aquí su génesis, que me contó el fotógrafo Francesc Català-Roca, coautor de aquella imagen destinada a dar la vuelta al mundo. La idea fue concebida por Pere Català Pic, su padre; no sólo era fotógrafo, sino que fue un pionero en la incorporación de la fotografía en la publicidad. De ahí aquel concepto basado en una imagen que no necesitaba texto alguno y de una expresividad agresiva.

Su hijo, que en aquel entonces tenía quince años, colaboró con entusiasmo, al hacerse responsable de la cruz gamada; en una tienda de la calle Tallers compró barro para modelar y con sus manos creó la cruz gamada.

Fue escogido el escenario de Capitanía y se requirió la colaboración del mosso d´esquadra que montaba guardia en la garita de la izquierda, la más próxima a Colom: bastaba con que aguantara un pie en la posición convenida. Y es que el mensaje del pueblo llano que aplasta el símbolo del nazismo lo encarnaba a la perfección aquel pie calzado con una espardenya de set vetes,mucho más vistosa que una alpargata blanca vulgar. Pidió a su hijo que mojara los adoquines, un recurso habitual para que luego el suelo adquiera la plasticidad requerida. Hace unos años el Pi i Sunyer militante en Esquerra reivindicó que aquel pie era suyo; lo dudo, pues los Català lo habrían sabido y contado.

Por razones técnicas de estampación, el cartel se imprimió partido; a Català Pic no le molestó, sí en cambio que le añadieran el marco blanco, preciso para colocar la innecesaria leyenda Aixafem el feixisme!,pues la simple foto bastaba para dejar bien claro el mensaje.

La victoria franquista condenaba la obra al silencio, pero la inmediata guerra global contra Hitler supuso para aquel cartel fotográfico una nombradía que bien merecida la tenía, al tratarse de una obra maestra.

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Más sobre la cruz gamada

Los autores del cartel antifranquista pudieron sortear las represalias de la posguerra

JAUME FABRE - 29/04/2006


El interesante reportaje de Lluís Permanyer publicado el pasado día 8 sobre el archifamoso cartel del Comissariat de Propaganda de la Generalitat, en el que una alpargata pisa una cruz gamada, suscitó la carta de un lector en la que señalaba algo evidente: la cruz gamada del cartel no es como las que usaban los nazis.

La cruz gamada es un símbolo ancestral, utilizado por diversas culturas. Su nombre proviene de que está formada por cuatro letras gamma mayúsculas, del alfabeto griego, unidas en un centro por sus extremos. Cuando los ángulos quedan colocados de manera que la cruz gire hacia la izquierda si, imaginariamente, se sometiera a un soplo de aire, es del tipo llamado levógira. Si por el contrario girara a la derecha es dextrógira. En la historia se encuentran de los dos tipos, indistintamente. Pero los nazis utilizaron siempre, de manera exclusiva, la levógira. Y la del cartel de los Català es, por el contrario, dextrógira. No se trata de un error suyo. La explicación es muy sencilla y fácil de deducir para las personas familiarizadas con las técnicas de impresión. Algunos grabadores, por despiste o por considerar que el efecto mejora, giran las fotos a la hora de imprimirlas. Con frecuencia ello resulta intrascendente para el resultado final, pero a veces no, y por ello los libros de estilo prohíben ahora esta práctica. En el caso de este cartel, la cruz gamada levógira original se convirtió en dextrógira, no usada por los nazis, por obra y gracia del grabador. Basta mirar la reproducción del cartel por detrás, al trasluz, para comprobarlo.

Lo más interesante de la historia del cartel, sin embargo, es otra cuestión: sus autores no fueron represaliados en la posguerra. Otros por mucho menos fueron al pelotón de fusilamiento, al batallón de trabajadores o a largas penas de cárcel. Francesc Català Pic siguió viviendo en su casa, aunque discretamente, eso sí. Francesc Català Roca publicó semanalmente, a partir de 1952, una foto en la portada de la Revista de Albert Puig Palau y recibió en 1951 el premio Ciutat de Barcelona. Parece increíble en quienes eran autores del más emblemático cartel antifranquista. Fue una de tantas contradicciones de la posguerra, cuando una denuncia malintencionada podía acarrear consecuencias funestas para personas que no se habían significado de manera especial y en cambio otras pudieron trampear la situación gracias a que nadie los denunció o a que alguien les proporcionó su apoyo.

 

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